Espero no ser el único

Ricardo Zevallos Repetto
3 min readMar 30, 2020
Archipiélago: conjunto de islas unidas por aquello que les separa, 2018, Clara Sánchez Sala

Me paso los días pensando en cuál será el propósito, si es que lo hay, que la pandemia tiene para mi o para nosotros, mientras me ingenio una nueva forma de aspirar la casa para que esté más limpia.

Entre conversaciones sobre el COVID y pensamientos sobre el COVID trato de entender cómo esto nos va a cambiar como civilización para siempre y busco dentro de mi, con todas mis fuerzas y los poco o muchos referentes que pueda tener, el lado positivo de la historia. No he tenido mucho éxito, honestamente.

Espero no ser el único.

Tengo dos semanas sin ver a mi hijo porque estoy respetando el tiempo de cuarentena al que debemos someternos todos. Lo extraño. Es quizás lo más duro, pese a ser lo más responsable, pasar tanto tiempo separados.

Es quizás porque no estoy acostumbrado a hacer este tipo de sacrificios y esto no me deja ver el lado positivo de la historia. Quizás.

Luego, conversando con mi amiga, Rocío, atraviesan ligeras ideas profundas a través de nuestra conversación (como ya es costumbre) y me doy cuenta de que es allí donde sentiremos el mayor impacto como sociedad. En esas cosas que dimos por sentado siempre. En esos lujos que alguna vez tuvimos y que hoy han sido removidos de los pelos como se saca a un mal borracho de un bar.

No me siento cómodo con la idea de reintegrarme a la sociedad. Con los protocolos que teníamos y espero que el resto tampoco esté cómodo. Pero ¿cómo vamos a recuperar esas formas cándidas de ser? ¿cómo vamos a celebrar un gol en una grada sin abrazarnos y gritarnos en la cara a todo pulmón como si no existiera en nuestra memoria colectiva el traumático encierro de una pandemia global?

Espero no ser el único.

Amo la música y mi mejor plan es, (casi) siempre, irme a un concierto. Si está muy bueno me meto en el mosh con los pelados a zapatear y empujarnos en un amor por la música compartido y dividido entre todos. Pero eso, definitivamente, no va a pasar. Se acabó el mosh. Se acabaron los conciertos por quién sabe cuánto tiempo.

Está claro que se acabaron los saludos con beso, los abrazos de bienvenida en el aeropuerto, los besos de despedida, los cigarrillos compartidos, los porros compartidos, los apretones de manos, los puñitos y cualquier otro ademán que se considere innecesario entre dos personas medianamente allegadas.

No quiero salir de mi casa. No porque me obliguen a quedarme acá, sino porque no quiero.

Espero no ser el único que no quiere ver a nadie.

Quiero ver a toda familia, los extraño muchísimo. Mi papá, su esposa. Mi mamá, su novio. Mis hermanos. Todos y cada uno de ellos y mis sobrinos. Unos más grandes y unos más chicos.

Los extraño.

Pero sigo sintiendo que no quiero salir de mi casa, ni que nadie venga a la mía.

De repente llegó la idea de que esto que estoy sintiendo tiene un nombre capitalino: Estocolmo. Esto que estoy viviendo es el famoso Síndrome de Estocolmo. El COVID 19 es mi secuestrador y yo, su víctima, estoy empezando a sentir una afinidad con las condiciones que dispone mi secuestrador.

¿Cómo será todo luego de que esto se acabe?

Esa primera fiesta.

Ese primer almuerzo de trabajo.

Esa primera reunión.

Ese primer abrazo con Felipe.

Seguramente, nos vamos a llenar de nuevas primeras veces. Eso es tan lindo como preocupante. Primeras veces de muchas cosas que nos hacen tanta falta y primeras veces de muchas cosas que no estaban bien.

Regresar no será lo normal, no existe un volver a la normalidad esta vez.

Debemos evolucionar y buscar nuevas y mejores formas que vivir con esto que según los datos, parece que no se irá tan fácilmente.

Las normas sociales cambiarán y nosotros cambiaremos con ellas.

De repente, nos dimos cuentas que estamos unidos por aquello que hoy nos separa. Todos estamos aislados en nuestras casas. Guardados pensando en el mismo monstruo. Cuidándonos para evitar el mismo mal, la muerte.

Ojalá no sea el único.

--

--

Ricardo Zevallos Repetto

Advertising & marketing professional with +15 years of experience in the field and +30 years of experience as a human being.